Cuando leí por primera vez "El amor en los tiempos del cólera" no podía entender cómo alguien podía querer a otra persona por tanto tiempo sin que hubiera la menor oportunidad de ser correspondido. Yo pensaba que Florentino Ariza era una persona muy extraña.
Ahora que lo pienso sé como es que pudo querer a Fermina tanto tiempo. Pasar tanto tiempo pensando en algo que probablemente nunca pasaría, ser consciente de que esto y a pesar de todo dedicarle sus pensamientos.
Qué tonta soy! Son ya dos años que no pasa un día sin que piense en él.
No entiendo por qué ni como, pero yo me divido en dos personas. Una que mantiene la esperanza sin una base lógica y que no cuestiona lo que siente. La otra que critica todo y busca las razones para mantener las emociones controladas. No he dejado de sentirme así, no he dejado de quererlo tanto sin poder decir nada, de sentir envidia de otras y de compararme a mi misma con muchas otras personas.
No entiendo nada, pero lo que si sé es que no me había sentido así, y a pesar de lo improbable que es todo, me siento feliz con sólo verlo.
Voy a volver a leer ese libro, ahora que finalmente entiendo a Florentino.
Anita!!!! no sé que decirte, amiga, pero creo que por más que nos frustre vivir en esta dicotomía sin sentido, es maravilloso el sene genera el sentimiento ilusorio que genera el debraye, y más aún, el saber que muchas veces la sonrisa que se nos dibuja en la cara se la debemos a Él.
ResponderEliminaránimo Anita, que, quien sabe, igual un día la iluminación llega a su vida.